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miércoles, 23 de enero de 2013

Somos el tiempo que nos queda

Y aquí me tienes, luchando por no pensarte. Una vez mas, perdiendo la batalla. 


La verdad es que ya no hay nada que hacer, no sé por qué le doy tantas vueltas, ni por qué pienso en lo que podría haber pasado, ni por qué coño pienso en ti. Ahora estoy segura de que lo que podría pasar contigo ya no existe, y no por falta de ganas. Que en fin, no sé lo que me pasa. Esto de pensar demasiado en alguien es nuevo para mi.

Quiero volver a ser la de antes, esa que vivía perfectamente feliz. Sin preocupaciones, sin miedos, sin problemas. Soy ese tipo de chica que se deja llevar y sobre todo confía. Esa a la que no le gustan los planes, que actúa sobre la marcha y no aguanta enfadada mas de 3 segundos. Esa que aparta lo malo y se fija en lo bueno. Soy ese tipo de chica que si va llorar es de la mera alegría  y esas de las que si van perder va ser la vergüenza o el miedo.

Pero últimamente no sé lo que me pasa. Un día le prometí a alguien muy especial que no sufriría por nadie, y que cuando estuviese mal pensaría en lo mucho que tengo y lo poco que tienen otros. La verdad es que eso ayuda, pero no demasiado. Tampoco he llegado al punto de sufrir, pero si de sentir dolor. Por eso, me voy a olvidar de gilipoyeces, y hacerme una promesa a mi mismo: empezar de nuevo. No me estoy rindiendo, tan solo empezando de cero, volver a ser yo misma. Porque para mi es muy sencillo, la vida debería vivirse al límite, no hay que someterse a ninguna norma, ni dejarse influenciar por lo que los otros puedan decir o pensar sobre ti. Hay que ver cada momento, cada idea, cada día como un verdadero reto y entonces solo así una logra vivir la vida.

Así que gente, no os preocupéis. Es normal sentirse mal a veces, pensar demasiado en algunos problemas o perder tiempo pensando en gente que ni nos merece. Adelante, podéis perder todo el tiempo que queráis,  pero por favor, no os olvidéis de que NUNCA SERÁS TAN JOVEN COMO HOY.

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